"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

jueves, 8 de noviembre de 2007

Amor de estación



No sé como tuve fuerza para arrastra su cuerpo y cubrir el agujero. Al echar el último puñado de tierra acaricié sus pies que aún sobresalían. Lo tenía pensado desde hacía mucho tiempo. A éste a quien yo llamaba Pinocho, debía de conservarlo de alguna manera. El mejor lugar era a los pies del viejo olivo. Tal vez allí alguna vez sus brazos se fundirían con las raíces. Aspiré el olor de los jazmines para recuperarme y abandoné el patio. Regresé a la tienda y seguí con mi tarea. Me costaba acostumbrarme a su ausencia. Había acariciado su cuerpo durante muchos años. Me senté en el banco detrás del mostrador y recordé la última chaqueta que le puse y la corbata haciendo juego con la camisa. Sabía que llegaría el momento de reemplazarlo. Cogí las llaves y decidí cerrar antes de la hora. Antes de irme miré el escaparate vacío. Sólo hasta mañana, que llegará el próximo y lucirá los bañadores de la nueva estación.

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