Aún
retengo
hilachas
de ayeres
que
se destejen
lentamente
entre
telarañas
de
abriles deshojados,
ausencias
que traspasan
la
herrumbre del espejo,
la
brisa de tu sombra
en
mi llanura,
la
transparencia de una lágrima
en
el vestido azul
y
el canto triste de una calandria
en
la madera carcomida
del
último otoño
presintiendo
el adiós.
Y el silencio...
Y el silencio...
en el que se ahoga el presente.