"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

viernes, 18 de junio de 2010

ATREVIMIENTOS


Esperaba hasta hoy. Esperaba que me asombraces nuevamente con los instantes de arrebato que encogían nuestro tiempo; con el parpadeo de las noches, tuyas y mías, frente al imsomnio de los espejos; con tu regocijo; con las contracturas de tu cuerpo amansándose al alba y las yemas de tus dedos, de puntilla, encontrando las notas más profundas en ese pentagrama en donde están los silencios del desconcierto. Y yo, con la danza de mis manos buscando los compases de tu piel, te aguardaba.
Y mientras... mis pinceles y mis óleos; mis violines madrugadores y mi gata; mi desayuno frio y la tibieza de la ducha; mis libros, mis relatos y mis poemas; la fidelidad del sol que se asoma a mi ventana y mi bicicleta sin ticket de partida estaban alli entristecidos de abandonos. Esperándome
Hoy ya no hay esperas. Hoy mis desenfrenos y mi espacio buscarán otro cuerpo, otra casa que los cobije.
Imagen: Google

viernes, 11 de junio de 2010

PRESAGIO


Anoche soñé que mi mente se vaciaba, que las imágenes se escapaban del sueño. Una tras otra traspasaban los cristales de la ventana de mi habitación, emprendían una extraña retirada y la noche se apoderaba de ellas. Se perdian en su oscuridad. Algo superior impedía que mis párpados se abrieran y en esa inacción involuntaria se sucedían nuevas imágenes. Pero todas huían. Creo haber hecho un esfuerzo para despertar, un intento desesperado de detener la fuga de algo que me pertenecía. De rescatar el contenido de mi sueño. No lo logré. Cuando mis párpados consiguieron vencer el peso que impedía la vigilia noté que un frío sudor empapaba mi cuerpo. Bebí agua, mucha. La necesitaba. Mi garganta estaba seca. Abrí la ventana. La mañana era desapacible. Lluvia y viento de un amanecer del otoño que se aproximaba. En ese amanecer ví el recorrido inverso de mi sueño. Allí, entre las hojas de los álamos que empezaban a caer, estaban las cartas que yo le había escrito, húmedas, desparramadas por el jardín. Y el vuelo de su vestido, mecido por el viento, haciendo equilibrio desde una cuerda amarrada a la rama más fuerte del árbol.
Tampoco pude hacer nada.

miércoles, 2 de junio de 2010

CRUCES



juraría que es él  creo no equivocarme   aunque han pasado tantos años que hay rasgos que me desorientan  pero lo admito  el tiempo es implacable no tenía barba  su cabello  tampoco  era blanco no obstante me sentaré a su lado tal vez me reconozca pero que tonta soy si yo tampoco tengo aquella cabellera negra y con este color de tinte cómo se me ocurre pensar que  él llegaría a reconocerme  pero insisto y  de cualquier manera ocuparé el asiento vacío que está a su lado pasan ya cinco minutos y yo casi pegada a su cuerpo y él que me mira o a mí me lo parece pero ningún gesto me hace pensar que me recuerda y si le pregunto si este autobús me deja cerca del museo Picasso acaso en su contestación yo reconozca su voz o él la mía pero sería en vano su voz ya era distinta cuando en aquella llamada imprevista de hace unos años me contaba que se había casado y que era muy feliz ahora lo siento toser pero no tengo ningún recuerdo de cómo era su tos pero vaya ocurrencia la mía si nunca me interesó como tosía eramos muy jóvenes y por entonces eran sus ojo, sus labios, sus manos en mi cuerpo y las mías rozando su piel lo que no hacía creer que aquello sería para toda la vida vaya ahora me mira juraría que algo de mí le resulta familiar pero sigue callado creo que él también piensa que se ha equivocado  que angustia  mi parada está muy próxima sería insólito habernos encontrado y que éstas incertidumbres nos privaran aunque mas no fuera de un hola que alegría encontrarte alguna vez tenía que suceder nos lo habíamos dicho tantas veces sí habíamos dicho que nunca nos olvidaríamos y que si alguna vez volvíamos a encontrarnos y pasare el tiempo que hubiese pasado nos abrazaríamos como lo hacíamos entonces y a lo mejor hasta nos regalábamos un momento inolvidable y bueno entonces por qué me lo pienso tanto y de una vez me atrevo y me presento hola me llamo ana tu cara me resulta familiar que no que tampoco que eso a él no le gustaba odiaba los formulismo aunque si efectivamente es él acaso se moleste por que no lo he reconocido y ahora en lugar de atreverse a decirme algo va y saca un libro de su portafolios esto me viene de maravillas porque ahora ya no tendré duda reconocería entre cientos cuales eran sus lecturas preferidas y le vuelvo a mirar con curiosidad que caray quiero saber que lee  pero vuelve a mirarme juraría que está esperando asegurarse de que no es un espejismo que me ha encontrado que soy yo la que tanto le quiso y que a ha llegado el momento y me tomará otra vez de la mano y me dirá eres tú  te he reconocido  y al abrazarme sabré que siempre hubo  esperado este momento  pero nada de eso sucede quizás porque sigue siendo tan tímido como entonces y me vuelve a desorientar tampoco es un libro lo que va a leer sólo  son unos folios impresos aunque ahora que lo pienso a él le gustaba muchísimo escribir no lo hacía mal acaso se haya decidido al fin y sean éstos los borradores de la novela que siempre quería publicar lee con entusiasmo me mira ahora con insistencia seguro que no se anima a decirme hola soy juan claro que también era un indeciso  estará pensando y si me confundo aunque noto que tiene ganas como de abrazarme vamos a mí me lo parece me faltan dos paradas y nuestro destino depende de una pregunta él se pone de pie se dirige a la puerta para descender lo hará antes que yo ahora no hay dudas él siempre quería ser el primero en todo el viaje se termina gira la cabeza me mira pero que tonto ha sido no se ha animado a preguntarme eres ana  y yo me quedo  enmudecida y  desde la ventanilla le veo alejarse se detiene y enciende un cigarrillo como lo hacía hace veinte años cada vez que nos despedíamos   y  aún se acuerda que a mí no me gustaba que fumara.