"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

viernes, 28 de diciembre de 2012

Inseparables


Perder nuestro nombre es como perder nuestra sombra;
ser sólo nuestro nombre es reducirnos a ser sombra.
Octavio Paz

                               imagen: Juan Valdivia


Decidió que la enterraría debajo del olivo de la antigua casona de su infancia. Allí durante mucho tiempo fue cavando una fosa. Había estudiado todos sus movimientos. Al amanecer cuando el sol aparecía en el horizonte la presentía a sus espaldas, al mediodía con la verticalidad de la luz la veía empequeñecerse, al atardecer y con la luz que se precipitaba hacia el descanso ella se le adelantaba, y por las noches la descubría,  en el jardín, entre los reflejos plateados de la luna que se asomaban a través del follaje del olivo. Sus diferentes formas las dibujaba en un viejo cuaderno que llevaba siempre consigo.
 Cuando Maria encarcelaba su soledad en la casa, la luz de la lumbre la proyectaba entrecortada entre las grietas de la pared.  Fue desde siempre la geometría que acompañó su cuerpo. La vio crecer, alargarse y encoger hasta ocultarse como parte de un juego en el que ambas participaban. María no podía, ni quería, separarse de ella. Era el ángulo desde el que arrancaban sus días, la línea paralela de su yo desprotegido. Y ella buscaba a María para existir, para ser.
Era la única que conocía los límites de su desamparo. A María nunca nadie le había enseñado el horizonte donde nacen los placeres, las emociones, las sensaciones, las palabras, los sonido, las caricias. Nunca amó, nadie la amó. Nadie, nunca, compartió sus días ni su alma. Vivió sin calendarios marcados. Sin tiempos agotados.

El último día del año se acercó hasta el pueblo, buscó al carpintero más recomendado, lo llevó hasta su vieja casona y a los pies del olivo, allí en donde el tronco se trenzaba a la tierra, le pidió que hiciera un ataúd que se ajustara a las medidas de aquella fosa. Eligió la madera más noble y el lustre del barniz más decoroso. No puso reparos en cuestiones económicas. Poco tardó el carpintero, bien remunerado por el encargo, en terminar aquel trabajo.

Era verano, la noche tardaba en llegar. Hacía demasiado calor. Maria bebió un refrescante brebaje. Enjuagó su cuerpo con un baño y sales espumosas vacías de aromas. Le bastaba el olor húmedo de la noche. Se vistió con una túnica de gasa que dibujaba su sensualidad. Apagó la lumbre, cerró puertas y ventanas y caminó descalza por el sendero que la llevaba hasta el viejo olivo y allí, como lo había previsto, se detuvo.
La luna dejaba pasar la luz exacta que necesitaba su cuerpo para reflejarse en el fondo de aquel ataúd y formaba con ella, que allí la esperaba, un ángulo recto.
En el cuaderno, que la acompañó siempre, había dibujado con minuciosidad todos sus perfiles y calculado con precisión el instante último, cuando el ángulo se cerraría definitivamente. La bocanada final que las uniría para siempre.
El viento borró el paisaje y la tierra sepultó la historia entre las raíces del olivo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Soñemos




¡Qué seáis felices y qué nada ni nadie os arrebate la capacidad de soñar, de pensar, de imaginar. De luchar por  aquello en que creéis, de persistir pese a las zancadillas, de  sentiros dignos. Qué podáis ganarle vida al tiempo y tiempo a la vida !. Y  que améis y os amen.


He escogido  este video que por azar  encontré  hace mucho tiempo y pensé en él  para  acompañar este mensaje dirigido a todos  aquellos que han recorrido junto a mí este hermoso laberinto por las palabras . Por las emociones.
¡Qué lo disfruten!

Un abrazo a todos

Beatriz

viernes, 7 de diciembre de 2012

NATURALEZA MUERTA




despierta el fauno
                        ruge
y el bosque se estremece
cierran sus pétalos
las flores azules
se desborda el río
 emigran sus aguas
hacia cauces extraños
se oye el crujir de las raíces
el desgarro de la orilla
 y vacía de humedades
la tierra presiente
exilio de huellas
un colibrí
extraviado
detiene el instante
y allí donde nacen
los colores del arco iris
sepulta su vuelo
 enmudece el bosque
el fauno calla
se oye el silencio infinito
la mudez del dolor
que sobrevive
a las estaciones muertas.


IMAGEN DE  GOOGLE