He aquí el motivo de esta pregunta que aún después de tantos años de exilio  ha quedado sin respuesta 
¡Cuánto daño y cuánto dolor  nació de la sinrazón!
Este es el testimonio  de la amenaza  con la que nos deshabitaron de nuestro lugar. El número seis es mi marido. Su culpa, ejercer su profesión con dignidad, usar la palabra para emocionar.
Lo he querido compartir con todos aquellos que me leen y con quienes  me une una sensibilidad especial.
Hoy hemos podido recuperar  estas letras escritas  por  los violentos, por aquellos necios que sembraron de terror a este país.