Te niegas al desvelo,recelas de la brisa que ya llega,
mezquinas el reinado
de tu tibia existencia.
Temes del bosque
su espesura,
de la lluvia su desmedida furia,
del colibrí la magia de sus besos,
del sol que descubra tus entrañas
y del amor, que envidie tu belleza.
Pero es inevitable tu explosión,
inevitable el gozo de la flor,
de la gota que cae y le acaricia,
de la abeja que succciona su polen,
del roce de las alas viajeras
que traen trinos nuevos
con sus vuelos.
Y tú , te aproximas,
abres colores en el aire
y enamoras.
Enamoras y humedeces.
Multiplicas
líquenes y musgos,
raíces fértiles, frutos
hambrientos de placeres,
amantes e inocencias.
Noches de piel sedientas
y pétalos abiertos
habitan en tu tiempo.
Y en plenitud...¡Eres tú!
Beatriz, en una primavera.
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