"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

sábado, 3 de octubre de 2009

EL JARDÍN DE LAS ORQUÍDEAS


Abrió las puertas del altillo y allí, adormecida, estaba su vieja cartera y en ella, el tiempo detenido.
Saldos de su vida. Un antiguo bolígrafo Parker destintado, una servilleta de papel con un corazón dibujado, una agenda y una dirección en letras rojas. Un perfumero vacío de fragancia, pero amenazando recordársela.
En un ticket de autobús, apuntado en una esquina … un nombre y escondida en un bolsillo de la cartera, prieta, en una pequeñísima caja atada con una cinta roja una entrada del cine Avenida, el de su viejo barrio, que le trajo al presente una última fila, una mano en su mejilla y un beso. Recordó el título de la película que vieron juntos, “Rebelde sin causa”. Y rió al acordarse de los celos que él sintió de James Dean, cuando en realidad ella se había emocionado con la ternura de Sal Mineo.
Después aparecieron unas llaves, que abrieron inolvidables momentos, tras una puerta en noches cerradas, y un sobre con el diagnóstico que un día le puso límites a su felicidad. Cerró entonces la cartera y salió al jardín. Necesitaba aspirar un poco de aire fresco. Las flores empezaban a abrir sus pétalos, anuncios de otra primavera. El aire olía a savia nueva.
¿Por qué siempre dejamos restos de nuestra vida en alguna cartera?, se preguntó mientras encendía una lumbre para quemar esos restos del ayer; para convertirlos en cenizas. Tal vez, pensó, las cenizas esparcidas en mi jardín de estos viejos recuerdos se mezclen con la tierra abonada y acaso allí, en alguna primavera, broten orquídeas. ¡Mi flor preferida!, dijo mientras sonreia y pedía un deseo. Por aquello de las tradiciones, simplemente. Era su abuela la que siempre le había dicho: “La orquídea es una bella flor, es la flor del amor, pero también de las mentiras”.
Hoy, en su pueblo, quienes la conocen, o dicen conocerla, los que viven su presente, cuentan que hay en su casa un bellísimo jardín pleno de orquídeas. Rumorean que por las noches, “la Señora Viuda” perfuma su cuerpo con el rocío impregnado del aroma de sus flores. Hasta dicen haber visto merodear a un colibrí buscando el polen de sus orquídeas. ¡Cúantas cosas dicen en el pueblo!
Pero ella, que se deshizo del pasado, que ha vuelto a sentir, que se ha desnudado de amarguras, exprime ahora sus sensaciones, y al igual que sus orquídeas siempre espera dar la bienvenida a algún colibrí que se acerque hasta su alcoba buscando su néctar. No sólo ha quemado los recuerdos...¡ También los prejuicios!
Y los del pueblo...¡Qué caray! ¡Qué hablen!

16 comentarios:

El que sabe, sabe; y el que no, tiene un blog dijo...

Saben lo que aún no se supone.

Beatriz dijo...

El que sabe, sabe; y ...

Los rumores siempre tienen mucho de supuesto, imágenes borrosas de una realidad.

Dante Bertini dijo...

ciertas proximidades asustan, hasta para comentar...
así que te dejo un abrazo y digo "te he leído, gracias"
un abrazo

Beatriz dijo...

Hola Dante, tú te acercas hasta donde quieras y cuando quieras.
Sin temores.
Yo te espero. Aquí no hace falta cita previa. Como en nuestra tierra, llegas y ya te preparan el mate,...o el asado. La amistad sin burocracia.
Un poco de humor, siempre hace falta.
Un fuerte abrazo.

El que sabe, sabe; y el que no, tiene un blog dijo...

La sociedad es necesaria, gracias a mis vecinos estoy al día. Suerte que sólo están del otro lado del muro; es que ciertas proximidades asustan.

Hola

Bowman dijo...

Todos tenemos viejas carteras, reales o imaginarias, donde guardamos retazos de nuestra vida; a veces nos atamos demasiado ellas, deberíamos quemarlas, no sé si saldrían orquídeas de sus cenizas, pero igual salíamos nosotros renovados de ellas.
Hermosísimo relato, empezaré a buscar mi vieja cartera.
Un abrazo

Poli dijo...

Ojalá tengas viejas carteras que te devuelvan recuerdos olvidados, ojalá la mayoría te erice la piel y te inspiren a escribir así.

Es hermoso!

Besoos!

Beatriz dijo...

Juan Carlos,
Poli,
A veces uno escribe algo que se contradice con la propia conducta o manera de ver o hacer en la vida.
El personaje en este relato me obliga a quemar esa cartera,(esos recuerdos) como una fórmula para "empezar y "disfrutar" de otros momentos, dar un cambio radical, a ser felíz a su manera, sin tapujos, sin importarle "el qué dirán".
Pero yo aún disfruto con los recuerdos, ¡¡y además muchos me son útiles para contar historias!!.
Un beso por dos.
P/D: Estoy en medio de cajas, embalando realidades. Estoy de mudanza.

Diana H. dijo...

Beatriz, amiga, se nota mucho que estás desembarcando y que muchos recuerdos se vinieron escondidos en tus carteras!
Claro que nos atan, nos tiran hacia atrás... pero tenés mucha razón: son una herramienta fantástica para contraponer emociones y hacer surgir historias. Sin el recuerdo... cuánto se puede escribir? Uno necesita el contraste, el movimiento para que estalle la palabra. Yo también reviso a veces carteras y cajones para encontrar a la que fui y así ver mejor a la que soy. Y también para sentir el alivio de desechar lo inútil en la basura!!!
Un beso grande.

Beatriz dijo...

Luzdeana
Sabes?, a veces tengo la sensación que estamos sentadas tú y yo en algún lugar, cualquiera,(da lo mismo) hablando. Es que la palabra amistad ( aún la virtual) tiene los brazos tan largos y tan fuertes que no mide las distancias. Me pasa lo mismo con Poli. Y ojalá que ella lea esta respuesta, que con las enredos de mi mudanza, se me pierden hasta las palabras.
Tendré que hacer un post sobre la amistad virtual, que da mucho de sí para escribir.
O guardar momentos de esta maravillosa relación en (mi cartera)mi memoria para recrearme con ellos en otros tiempos.
Un gran abrazo y nos volvemos a encontrar desde el otro lugar que habite. Tal vez me pierda por unos días, hasta que mi cuerpo y mi mente se asienten.
Un beso y te seguiré no obstante mis enredos del cambio.

Ricardo Guadalupe dijo...

Beatriz, me ha encantado la resolución del relato. Cada cierto tiempo hay que quemar recuerdos para dejar sitio a otros. Algo en lo que me imagino que estás de algún modo puesto que estás de mudanza. Dímelo a mí, que llevo cuatro cambios de domicilio en apenas cinco meses. Te deseo lo mejor al respecto, y muchos ánimos, ya que nunca vienen mal tratándose de un cambio de esa magnitud.

Por cierto, estupenda la frase “La orquídea es una bella flor, es la flor del amor, pero también de las mentiras”. Y es que cada vez estoy más convencido de que hay mentiras que son hasta necesarias para cuidar el amor. Tengo mis razones para pensar así.

En fin, Beatriz, leyéndote relato tras relato me doy cuenta de que están conectados entre sí y que llevan una dirección, supongo que es una dirección en la que tú misma estás encaminada. Buen viaje, pues. A juzgar por lo que escribes tiene mucho de viaje iniciático.

Un abrazo

Otra cosa, Sal Mineo, claro. Y qué trágico final tuvo su vida. Al menos permanece bien presente en esa entrada del cine Avenida.

Javiera Miraglia dijo...

Beatriz he leido lo ultimos cuatro post todos juntos, esto de la virtualidad tiene unos tiempos que aveces me superan, tanto que ver, que estudiar y disfrutar, todo un nuevo mundo, como si el real no necesitara sus tiempos que tampoco nos alcanzan para hacer cosas, en fin,un placer tus lineas, y todas juntas, hoy no me voy con el gusto a poco , me di una generosa panzada y la disfruté...saludos

Beatriz dijo...

Ricardo,
En éstos momentos estoy como en un barco a la deriva, sólo espero que los vientos soplen a favor para llegar a un buen puerto.
Un abrazo y gracias por tus palabras.

Beatriz dijo...

¡Qué generosa eres!.¡Vaya panzada de Beatriz que te has dado!

Cuando escribí el post "El fotógrafo", tambien me acordaba de tí y de tus miradas.
Un beso, amiga.

Jim dijo...

Hola guapa,

Soy muy nostálgico y siempre he guardado (en mi cartera) recuerdos. . .hasta que un día la cartera se me quedo pequeña y pase “los restos de mi vida” a una caja. . .

Pocas veces abro “la caja de pandora”, pero cuando mi valentía vence a mis miedos y abro la caja. . . . “Disfruto de un viaje al pasado repleto de ilusiones, de esperanzas, de oportunidades, de caminos a elegir, de pétalos desconocidos, de direcciones perdidas. . . . . . . . .etc. . . .”

. . . . .
Yo creo que aparte de quemar sus recuerdos y sus prejuicios, tenía que haber quemado a las “brujas” del pueblo, jejejeje.

Besos.
Jim

Beatriz dijo...

Jim!!,
¡Qué alegría me da encontrarte de nuevo en mi rincón!. Vuelve con tus "locuras ",con tus divertidos comentarios. Con tus discrepancias y con tus afinidades. Con tus sutiles ironías.
Que en este "pueblo virtual" de sanos chismorreos se te extraña.
Yo tampoco quemo los recuerdos. Si acaso de los malos aprendo. Pero de nada me arrepiento.
No te pierdas,que quiero seguir divirtiéndome con tus ocurrencias (en tu blog)y con tus perspicaces comentarios.