"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

lunes, 27 de junio de 2011

PALABRAS GUARDADAS


Usaron siempre las palabras justas, las imprescindibles .
Disfrutaban dejándose acariciar por las primeras brisas. Caminaban por el valle, cogían nísperos frescos, bebían agua de la fuente, se querían. Se sentaban sobre la hierba y ella leía poemas. En voz alta recitaba palabras ajenas, sonidos que llegaban desde el alma del poeta y soñaban .
El la miraba y sonreía. Ella le devolvía la sonrisa.
Sus silencios eran tan prolongados que les eran suficiente apenas unos pocos gestos para admirarse, para entenderse. Habían aprendido a descubrirse, a sentirse, callados.
Al anochecer cuando llegaba el reposo, las palabras que habían silenciado, las que no necesitaron decirse, las escribían en unas hojas apergaminadas y las guardaban en una caja de madera con olor a pino, a esos pinos que rodeaban su casa, que olían a sus vidas.
Allí fue quedando la huella de sus días. El sigilo de su tiempo compartido.

Y cuando se fue aproximando esa oscuridad que necesita del sonido porque su sombra asusta, cuando presintieron que llegaba el silencio absoluto, abrieron la caja de madera con olor a pino y despertaron las palabras adormecidas, las que habían escrito. Ella las leyó con la misma emoción que había recitado aquellos versos cuando se sentaban en la hierba. Con la voz en alto. Y  escucharon los sonidos guardados. Los suyos.
El la miró con la ternura de siempre y pronunció las palabras justas. Las mismas que ella alcanzó a decirle antes del adiós.

Imagen: Google

15 comentarios:

Vicente Corrotea dijo...

Beatriz: Tu relato pudiera ser considerado irreal o ideal, pero creo que más bien son nuestros sueños los que se hacen palabras escritas. Y se entiende la situación cuando agobia tanta verborrea en los medios de comunicación donde se disfraza tanta mentira y, además, haciendo ostentación simplemente porque se escudan en el poder que detentan.
Tu texto es emocionante. Gracias.

maria candel dijo...

Es verdad, Beatriz, que los silencios tienen tanta carga de significados como las palabras,y a veces mucho mas, solo hay que saberlos administrar y descodificar, para guardarlos después en "cajas de madera con olor a pino" para tenerlos a la mano y que nos duren siempre.
Un abrazo, desde aún tarde de domingo.

Midala dijo...

´Precioso tu relato Beatriz.Me encanta lo que escribes. Enhorabuena!

Raquel Barbieri dijo...

Me gusta lo de guardar las palabras dentro de la caja de pino, para tener qué decir cuando ya no hay palabras. Muchas veces, un amor se echa a perder porque en lo cotidiano, se desgasta la magia y se olvidan esas sensaciones primordiales que mencionás al comienzo del relato. Entonces pienso que todas las parejas deberían tener una caja de pino llena de palabras cargadas de emoción. Aunque el amor termine, allí estará el testimonio de que alguna vez existió.

Un abrazo :)

Juan Herrezuelo dijo...

Hermosa idea: quererse sin necesidad de usar más palabras que las justas, pero conservando por escrito todas aquellas que callaban y se decían tan sólo con la mirada, como temiendo que hacia el final pudiera sobrevenir el terrible olvido. Abrir aquella caja de madera equivalía en cierto modo a abrir aquella bolsa en que los etruscos, dicen, iban metiendo cada noche una bolita negra o una blanca, según si habían sido dichosos o no. Tus textos siempre llenos de trazos muy sensitivos: las primeras brisas, los nísperos frescos, el olor a pino. Leerte es como respirar un aire muy limpio. Un abrazo.

Francisca dijo...

Palabras dulces, Beatriz, un abrazo

Francisca dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rossina dijo...

lo bueno es que al menos pudieron articular esa últimas palabras. No hay nada más doloroso y ambiguo que un adiós tácito.

Carlos dijo...

El amor sigue siendo ese delicado equilibrio que se dan entre el silencio y la palabra.

Bello escrito.

Un beso.

Diana H. dijo...

Me pregunto cómo sonarán esas palabras al ser redescubiertas tiempo después. Esa incógnita me genera tu idea. Nuestra forma de ver y escuchar resignifica todo cada vez. Es un experimento interesante el que propones.
Un beso, amiga.

Raúl dijo...

Muy bueno, Beatriz. Un tesoro, un botiquín, una cajita para urgencias, esas palabras guardadas.

Dante Bertini dijo...

tú hablas de silencios y yo de palabras...las dos caras de una misma moneda
un abrazo

QUIRON dijo...

Pues yo creo que de las dos formas puedes comunicar amor. Es una cuestion de compases...

Rochies dijo...

vine a releerla, un placer enormísimo siempre...

Beatriz dijo...

Miles de gracias a todos por vuestros comentarios¡
Lamento no poder individualizar mis respuestas, pero mis vacaciones y el lugar en el que las disfruto me dificulta llegar al recurso imprescindible para hacerlo. ¡Aquí carezco de todo lo que se puede carecer y aunque me resulta dificil estar sin "mi herramienta " para asomarme hasta vuestras palabras, de vez en cuando me desplazo y los veo.

Que los que puedan disfruten del verano. Pero que todos sean felices-

Muchos besos