"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

martes, 20 de septiembre de 2011

ANTEPRETÉRITO




Su sombra apareció por el pasillo. Creí verlo caminando por un túnel en el que el sonido de sus pasos, me parecía, iban en dirección contraria. Se alejaba. Miré el reloj que colgaba de la pared y tuve la sensación de que las agujas giraban al revés, desandaban el tiempo. Todo retrocedía. Y me vi, como en un espejo, siendo otra, siendo la que había sido. La que hubiera querido ser. Siempre. Él estaba allí, yo lo veía frente a mí. Pensaba...

[ si te hubieras dado cuenta de que había empezado a no extrañar el beso que me dabas cada mañana cuando me marchaba al trabajo ni echaba de menos tu cara asomada en la ventana presintiendo mi regreso que me iba olvidando de tu mano acomodándome el mechón de pelo que caía sobre mi frente que ya no me detenía en tus olores ay tus olores sabes me resulta increíble el que no recuerde la fragancia de tu perfume mira que me gustaba olerte no sé si aún lo usas pero yo ya no lo percibo si hasta se me fue borrando el color de tus ojos la manera en que me mirabas el tacto de tus dedos recorriendo todos y cada uno de los poros de mi piel no quiero que te sientas culpable sé que tú  no te dabas cuenta claro que no porque tus ojos se fueron programando para descubrir una mancha de grasa una cortina desplanchada el programa adecuado de la lavadora las arrugas de la sábana qué pena mira que me gustaba ver la cama deshecha y sentir el olor de una noche y el mantel con restos de miga con copas vacías con restos de nuestras cenas y tu ropa desparramada por el suelo y tu cuerpo relajado entregado y escucharte serena regalándonos tiempo pero no tú no te dabas cuenta y tu tiempo fue restando segundos a nuestras entregas a las caricias a los placeres a nuestro tiempo sí entiéndeme al que nos pertenecía porque nos lo habíamos prometido y tú lo fuiste convirtiendo en un reloj detenido en obligaciones y nos fuimos asfixiando en este destiempo de indiferencias de distancias sin embargo créeme por nuestros hijos te lo juro yo seguiré recordando toda mi vida a esa mujer a la que quise mucho a esa mujer que ya no reconozco y que ahora que la miro y y le confieso que por ella hoy no siento nada casi es un deber agradecérselo porque esta confesión que es dolorosa muy dolorosa me cuesta mucho menos decírselo a una mujer desconocida ]

... y  me miraba a los ojos. Con una serena manera de hipnotizar mi confusión. Quise huir, abandonar todo lo que pudiera asomarme a su imagen y a la mía juntos, huir del ahora, del mañana, huir de los días venideros, huir del resto de mi vida, pero esa mirada suya me había paralizado y allí en esa inmovilidad se fue silenciando aquel eco de una voz que traspasaba el túnel por donde yo lo vi caminar con los pasos invertidos.  En el espejo de la habitación se reflejaba el asombro en sus ojos y el antepréterito de un tiempo traspasando los cristales. También la imagen de la mujer que él quería.

14 comentarios:

Rossina dijo...

SUBLIME.
El texto sin puntos ni comas me llevó a Cortazar. Tanto pasado que no se ha ido del todo, y todo este presente efímero intentando ser, y un espejo que recuerda, que tal vez en su interior nos conserve intactos.

Beatriz dijo...

Rossina, gracias por tus elogios.
Te sé una lectora exigente y eso hace que tu comentario tenga para mi el valor de la enseñanza.
Un abrazo-

Rossina dijo...

Beatriz
Ahora develeme el misterio del párrafo en cursiva...
Además de sus elogios, sepame de curiosidad voraz.
Su blog es adictivo, ya se lo he dicho muchas veces. Raro que ocurra. Y por cierto, he descubierto algunas perlas entre sus lectores.

Beatriz dijo...

Rossina,
no puedo decirte lo que en realidad me parece más acertado dejarlo para tu imaginación porque es allí en donde están las respuestas de este magia que es la escritura.
Pero para no defraudarte si te explicaré porqué me gusta
jugar con los espejos en la narración. Es en ellos en donde se descubre la belleza (no sólo la exterior) y también la imperfección del ser humano. Reconocer esto último (vernos) nos da oportunidad para intentar la corrección. Pero cerrar los ojos frente a la evidencia(no vernos) y arriesgarse a que otros la descubran antes que uno mismo es arriegarse a perder el tiempo y a veces hasta la felicidad-

Un beso y que se alivie tu curiosidad-

Juan Herrezuelo dijo...

No solo la imagen: el tiempo también se invierte en los espejos. Al final ésa es la clave del relato: el tiempo marcado por los pasos en el túnel, casi un tic tac, el tiempo derramándose sin puntuación en el texto en cursiva, donde ha ido tomando cuerpo el tiempo del olvido: del tiempo en plural al destiempo en singular indiferencia, para acabar deseando huir del mañana, que es uno de los síntomas más aciagos de la infelicidad. Enhorabuena por un texto que también tiene su parte encriptada. Un beso.

Beatriz dijo...

Juan,
sabes que siempre espero tu particular manera de descubrir mis textos. Poco a poco nos vamos convirtiendo en parte de un todo
virtual, y vamos pasando de ser un sinónimo,una identidad desconocida, a reconocernos, a descubrirnos a través de las palabras.
¡Qué acertado tu comentario!, casi te diría que me has descubierto en un espejo, o que mi tiempo y el tuyo han coincidido en ese lugar tan especial que habita en la imaginación-

Un abrazo

Rossina dijo...

Yo sólo le quise decir si me desasnaba con respecto al autor del texto entre comillas. Porque para mí había transcripto alguno de Cortazar que yo no llegaba a individualizar. Ahora duplico mis elogios.

Diana H. dijo...

Hoy compré "El tiempo envejece de prisa", de Tabucchi. Es lo primero que me viene a la mente decirte. Quizás porque ese juego de espejos que nos ofrece la literatura no deja de crear infinidad de mundos que es posible descubrir a cada paso. Y que al mismo tiempo que abre nuevas puertas nos envuelve en nuevos misterios.
Muy bien logrado, amiga. Muy tuyo.
Un beso.

Beatriz dijo...

Querida Diana.
De Tabuchi he leído sólo "Autobiografías ajenas" y te puedo asegurar que su lectura me atrapó. Tanto es así que siempre lo llevo en mis viajes para rescatar el placer de releerlo. Es una verdadea reflexión sobre la vida ,el tiempo y la escritura y para los que nos apasiona el oficio de usar la palabra y los espejos como recurso literario, tal vez una introspección encubierta que nos lleva a preguntarnos casi tímidamente con el pudor de descubrirnos ¿escribo de alguien o escribo de mi,¿ ése tiempo que transcurre acaso no me pertenece?. Un apasionante hallazgo su obra-
Tengo en mi lista de lecturas pedientes "El tiempo envejece de prisa".
Gracias por estar aquí, conmigo.
Un abrazo, amiga

Rochies dijo...

Beatriz, sólo con tus palabras de hoy, hubiese sido suficiente para que te sumases a la convocatoria de la calle. Misiva que nos ha permitido ayer recorrer tantas como para sentirnos aún más próximos. Tal vez no sea proximidad la palabra y tenga más que ver con la materialización y comprobar ante un mismo disparador, tanta pluralidad de letras. Te dejo la inquietud.
El asunto tuvo que ver entre España y Argentina.
Un abrazo enorme, mi "blog favorita". Ud e Literatura ewaipanoma, son mis predilectos(shh)

maria candel dijo...

Beatriz, precioso texto, me recuerda a la pintura de Dali, La persistencia del tiempo, es curioso como la palabra nos lleva a las imágenes y viceversa, y cada creador lo interpreta a su manera. Me encanta leerte, Beatriz.
Un fuerte abrazo

Beatriz dijo...

Rochita,
Tarde me he asomado a tu ventana para sumarme a esa entretenido juego con los recuerdos. Pero no obstante y como reconocimiento a tu gentil invitación prometo dedicarte (en mi próximo post) un poema que hice hace mucho tiempo. Casi te diría cuando empezaba a descubrir mi deleite con la escritura que coincide con una época de desarraigo.

Un beso

Rochies dijo...

le tomo a palabra. ¿Es que acaso se trata de calles? tarde nunca, la misiva queda pendiente.

Beatriz dijo...

María Candel, un placer encontrarte en mi rincón.
Placer que me despierta también tu escritura . Leerte

Un abrazo