"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

miércoles, 14 de septiembre de 2011

INCONMESURABLE BREVEDAD




Atardece. El cielo anuncia noche de luna llena y el flujo de la mar consigue que las olas lleguen hasta la arena con movimientos de minué, lentas, ceremoniosas. El viento mengua su fuerza. Lo siento, me acaricia. Las gaviotas relajan sus alas en vuelos descendentes; en la playa un perro deambula buscando las manos viajeras que a diario acariciaban su orfandad y un niño recoge los asombros que descienden por el hilo con el que remontó su cometa multicolor. En la distancia un velero se desdibuja. Sólo se advierte la verticalidad de los palos donde se repliegan las velas.
Se cierra una sombrilla. Él, torso desnudo y alma encogida, recoge su tenderete y envuelve la mercancía en una manta. La jornada acaba. Las carencias no. Ella ata sus rizos dorados con un pañuelo descolorido como sus rutinas. Muerde una manzana. Un gesto bíblico que la hace hermosa y distante. Se alejan como siempre, tomados de la mano. Empujando juntos el final de otro día. Sobre sus espaldas sombrilla y esperanza.
A lo lejos, imborrable, una línea infinita. Visible pero inalcanzable.  El sol se pierde en ese espacio desmesurado. Lo disfraza de rojos y amarillos desorientando a la oscuridad que inexorable se aproxima. El viento avanza, traspasa su horizontalidad y se funde en su misterio.
La marea acaricia mis pies descalzos. Distrae mi regreso. Todo tiende a desvanecerse. A eternizarse en la fugacidad.



                                         
                                                  Joan Manuel Serrat

6 comentarios:

Rochies dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rochies dijo...

Ya tocarán esas huellas de a dos nuevamente...

Escribir es seducir dijo...

ES UN TEXTO PRECIOSO LLENO DE NOSTALGIA PERO DE ESPERANZA A LA VEZ. UNA ESPERANZA ESCONDIDA PERO QUE QUIERE FLORECER CUAN PRIMAVERA.
Y DE FONDO LA MUSICALIDAD DE TUS PALABRAS

SALUDOS

Juan Herrezuelo dijo...

Tu prosa está a medio camino entre la poesía y esas pinturas minuciosas y audibles, tan sensoriales que parecen convocarnos al interior de sus pinceladas, y ese es un territorio en el que tus textos tienen voz propia, reconocible, y cuyos balcones se asoman al exterior y al interior. Un abrazo.

Raúl dijo...

Suaaave, tu relato es suaaaave, Beatriz.

Diana H. dijo...

Me pasó lo mismo que a Juan: me pareció estar frente a una pintura viviente. Como una fotografía tomada por tu ojo poético. (Además, hoy hice arreglos para retomar mis pinceles...)
Besos, amiga.