"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

lunes, 24 de noviembre de 2008

HOY TENÍA GANAS DE VESTIRME DE VERDE


Hoy tenía ganas de salir a la calle y vestirme distinta, cambiar de peinado y oler a colonia fresca. Y entonces busqué en aquel armario en el que aún guardaba antiguos vestidos de mamá. Quería encontrar uno de color verde, cómo el de las ramas de los cerezos en primavera, cuando aún no han echado sus frutos. Y mientras removía en los altillos de aquel viejo ropero, apareció una caja de fina madera atada con una cinta de raso. La caja había pertenecido a mamá. Allí solía guardar todo lo que ella pensaba que en algún momento de mi vida me sería útil. Desaté el lazo de raso que la envolvía y con una lentitud que acariciaba la textura de aquella caja la abrí. Fui descubriendo, poco a poco el mundo que mi madre había guardado para mí. Encontré viejas tarjetas de navidades que habían sido entrañables, fotos de viaje en las que aun reíamos todos juntos, una carta de aquel muchacho del que ya no recuerdo su nombre y sonreí al leerla,” Te quiero hasta el fin del mundo”, decía. Pero no tenía firma, supongo que por temor a ser descubierto. Oscuridades de aquellas adolescencias, pensé. También estaban allí mis primeros garabatos escritos en aquel cuaderno de hojas lisas en donde las casi ilegibles palabras parecían escritas en distintos peldaños de una escalera invisible. Las letras subían y bajaban en un desesperado esfuerzo por decir algo. Tal vez en la infancia la vida no sea tan horizontal, me dije. Los recuerdos se me fueron dibujando en la retina. Estaba llena de colores y de olores, de gélidas mañanas con olor a pan tostado, de días de lluvias y de pies mojados, de zapatos rotos difíciles de reemplazar, de miradas que ya están cerradas ...y cerré la caja. No encontré el vestido que buscaba, pero esta mañana antes de salir he recogido mi pelo con el viejo lazo de color verde que durante tantos años mantuvo encerrado nuestros momentos. Y me perfumé con una colonia que huele a cerezas recién cortadas. Hoy me veo distinta. ¿Verdad que es bonito el color verde?


TEXTO:Beatriz



4 comentarios:

Jim dijo...

Muy emotivo el texto.
Hace unos 15 años comencé a meter fotos de carnet de mis amgi@s en una caja. También he metido entradas de conciertos, cartas, y más cosas que tiene mucho valor para mí. . .a día de hoy sigo introduciendo cosas; aunque he de reconocer que cuando la abro me invade la nostalgia. . .

Verde!!!. El color de la esperanza.

Un beso y no pares de escribir eh?!!!jejej

Jim

Beatriz dijo...

Hace tiempo leí un cuento maravilloso. Contaba la historia de un hombre que vivía solo y que un día encuentra una caja repleta da tarjetas de navidad,(que su mujer muerta ya)había acumulado durante años. Llamó a un anciana y solitaria vecina ,adorno su vieja casa con guirnaldas de colores que también encontró en la caja.Abrió una botella de vino y ambos festejaron la navidad. Era en un mes de Agosto pero no importó. Acaso hace falta que el calendario nos marque cuando queremos ser felices-Besos Jim y seguiré escribiendo

Rous dijo...

Yo tambien amo guardar "basura" como muchos llaman a mis cartas, boletos, cosas que me recuerden cierto lugar y ciertas fechas :D saluditos

Beatriz dijo...

Rous, el vicio de guardar
"momentos" casi secretos y tan nuestros en una caja (la mía es de zapatos)tiene su recompensa a lo largo del tiempo. Al abrirla, una mañana cualquiera, nos devuelve la fotografía de un momento vivido. Saluditos.