"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

lunes, 21 de septiembre de 2009

AQUELLO QUE LLAMÁBAMOS AMOR


Pasan los años. Imposible detenerlos, pausarlos. Cuando un día despide al que le sigue, cuando la noche canta la canción de cuna al que ya se aleja, las imágenes van envejeciendo, se adormecen con los compases del tiempo.
Pero hoy la noche no es absoluta, las estrellas hacen guiños de complicidad y la luna ha puesto luz de asombro para asomarse a mi nostalgia.
Y en esta luminosa oscuridad, entre las luces y las sombras del jardín, he recordado aquella primavera.
Tú y yo, nosotros solos, junto a la mesa cubierta con un mantel manchado por el vino de nuestro brindis. Tembloroso brindis de la primera cena.
Entonces sobre la mesa he colocado el jarrón con flores, ahora secas, que me evocan la timidez de tu cara, tus brazos escondidos detrás de la espalda y mi cara de sorpresa al recibirlas.
Tambíen está el pastel de fresas, como el que a tí te gustaba, con nata. Y en el medio, dibujado con letras de chocolate, tu nombre y el mío ...y un corazón.
Y mi cuerpo está adornado con aquel vestido rosa de amplia falda. El mismo que anunciaba vuelos de caricias entre sus pliegues, testigo de nuestros descubiertos placeres, de asombros satisfechos.
Hoy siento nostalgia de tí, de tus tímidas caricias, de nuestras palabras entrecortadas, de dos inocencias en la hierba, de tu risa y la mía, de nuestra manos descubriendo el olor de la piel, de nuestra piel.
¿Sabes? Me gustaria que esta noche volviésemos a brindar y que tu copa derramara, como entonces, el vino en el mantel. Y que sintiésemos, otra vez, el temblor de aquella adolescencia despertándose a la vida, asombrándonos de aquello que llamábamos amor.
En el jardín junto a la mesa he puesto dos sillas, por si acaso...
Antes que desaparezca la luz y la noche sea absoluta ….
Antes que este recuerdo se adormezca...
_______________________________________________________
P/D: Para ese lugar del mundo en donde la primavera hoy asoma y que también me pertenece.

11 comentarios:

Dante Bertini dijo...

premonitorio?
será nuestro romance bloggero destruído por un mensaje en mala hora?
espero que no
un abrazo

Beatriz dijo...

Dante,
nuestra "buena onda"no la destruye ni un tsunami. Como decía mi abuelo "el paisano siempre tiene dos tiempos para explicarse"(Creo recordar que era algo así)
Me está amenazando una gripe(no sé con que letra del abecedario)y hoy soy yo quien no sabe adonde tiene la cabeza.´Mi confusión es tal que no sé si "mi mudanza" es vírica, o tengo que embalar síntomas gripales .
Un cariñoso abrazo, como siempre.

Diana H. dijo...

Sí, pasan los años. Y queda la nostalgia con todo su mundo, como un cuadro que un artista pinta de lo que fue realidad, pero mucho más pintoresco, no?
Y además... nos queda la vida, ésta que tenemos hoy. Que no es poco de qué ocuparnos, si queremos vivirla con un poco de poesía.
Como la que hay en tu texto tan romántico.
Ya lo creo que aquel lugar también te pertenece! :)
Un beso de otoño.

Bowman dijo...

Muchas veces nos vienen recuerdos en el último instante, cuando ya cerramos la puerta del día; son ventanas que abrimos a nuestro pasado, para que entre ese aroma de los días felices que vivimos, nos envuelva y por un momento nos sintamos como entonces.
Hermosos tus recuerdos de vino derramado y sensaciones nuevas.
Un abrazo

Beatriz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Beatriz dijo...

Juan Carlos,
Juro que no he bebido vino jamás. Pero puede que el mantel se manchara con el vino que derramó alguna otra copa.
Tal vez al abrir la ventana de los recuerdos, (como tú dices) y sin darme apenas cuenta, haya hecho alguna confesión involuntaria.
Bien sabes que cuando se escribe, se entrelazan de manera inconsciente, lo imaginado con lo vivido.
Gracias por tus palabras.
Un gran abrazo.

Beatriz dijo...

Luzdeana,
El inexorable paso del tiempo, aparte de las arrugas en nuestra piel,( bellas huellas de lo ya vivido) nos va dejando lucecitas en la memoria que de vez en cuando se encienden y nos permiten RECORDAR.
Y es en ese territorio, en el de los recuerdos, en los espacios ya cubiertos por la experiencia, en las alegrías y tristezas que dejaron esas horas pasadas, en las que muchas veces dejo volar mi imaginación.
Un abrazo transoceánico.

Poli dijo...

La primavera de aquí te pertenece tanto como la capacidad de cautivarme con tus relatos.

Hermoso texto!!!

Besos Beatriz!

(espero fotos del nuevo paisaje que ven tus ojos)
Mua!

Beatriz dijo...

Poli,
compartimos emociones, también aquella primavera. Y este sol de un otoño incipiente, que se asoma ya en mi ventana, y que también es tuyo.
Somos partículas de un paisaje universal.
Un abrazo solidario, siempre.

Ricardo Guadalupe dijo...

En mi caso hay algo por lo que siempre estaré agradecido a mi memoria, y es porque da prioridad a los buenos recuerdos, y no sólo eso sino que además los sublima, los enaltece, los pule. Y ya me gustaría a mí tener luego tu don para convertir esos recuerdos en literatura, en belleza, como hermosísimo es este romántico "Aquello que llamábamos amor".
Un abrazo

Beatriz dijo...

Ricardo,
La memoria es selectiva. Tiene la facultad de rescatar de su archivo nuestros recuerdos. A veces los que arrancaron de nosotros sonrisas y otras los que nos hicieron sufrir. Pero mucho depende de nosotros, de nuestro positivismo para recrearnos en los buenos momentos,(sin olvidar nuestras lágrimas, que tambien nos sirvieron para aprender).
Y una vez más tengo que agradecerte tus elogios.
Creo que más que las formas en que expresamos nuestros pensamientos,(de eso se encargan los artistas) lo elogiable es la sinceridad de los mismos. Nuestras claridades en la manera de ver la vida
Gracias por tu compañía.