La
veo
evanescente
su
mirada en la mía
perdida
en
los ojos sin brillo de mi insomnio
detenida
en
el último reflejo de la noche
desafiando
a la oscuridad
que
silencia los murmullos de mi cuerpo
frente
a frente
su
mirada en la mía
fragmentada
en
la débil transparencia
donde
sollozan los suspiros
y
se aleja
levita
llevándose consigo mi liviandad
hacia
la celda de los abandonos
hacia
el desván donde las sombras se desnudan
y
se adormece el sustantivo.
¡Son
tan insostenibles los adioses!
7 comentarios:
muy buena!!!!nuevamente me encanta!!
Love this shot.
I see so much in this photo.
Magnífico poema a la otredad...
Deberíamos pactar, realizar un mutuo acuerdo, remar juntas en contracorriente, y hacer mediar la balanza cuando alguna de ellas descree... pero suele aparecer como enemiga declarada, haciéndonos dudar ante la meta, vacilar, extraviarnos...
La pintura; sublime.
Primero, darte las gracias por el magnífico y personal comentario que dejaste en mi relato anterior. Después, disfrutar una vez más con tus versos, que son siempre suave brisa.
Beatriz, he entrado de casualidad porque te encontré en el blog de Beatriz Salas y me alegro de hacerlo porque me he tropezado con un profundo poema.
Muy bien amiga y con tu permiso me he hecho seguidor tuyo.
Un salo muy cordial.
La otra que nos habita y que a veces nos deja o a la que dejamos de a ratos, para volver a encontrarnos... los adioses, y su falta de cimientos.
Esa imagen multiplica los significados de tu poema.
Sonrío al ver que ambas hemos dicho "adiós" como cierre de nuestros respectivos posteos :)
Un beso.
Evanescente, perdida, detenida, fragmentada compañía en el insomnio, pero compañía al fin en esas horas donde somos nuestro propio extraño y el tiempo nos pertenece por entero. No puedo evitar acordarme de aquel texto donde Cortázar nos invitaba también a vestir y desnudar una sombra. Espléndido poema, como siempre. Un beso.
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