Y EL OSCAR ES PARA...

Anoche estuve a su lado. Muy cerca, pero sin rozarnos. Mirándonos a través de nuestras gafas, sin palabras, como en una sesión de psicoanálisis. Él desde la altivez de los grandes genios y yo desde la ilusión que genera un sueño a punto de hacerse realidad. Estuve a su lado esperando que sus manos acariciaran, por fin, mi cuerpo tratando de acomodarme para el primer plano de la película que aún no tiene título. Luego ví mi nombre junto al suyo en las carteleras de los mejores cines del mundo. Al final, vestida con un elegantísimo traje de raso rojo y provocativo escote "palabra de honor", diseñado y cosido por las manos de mi madre y desde un imponente escenario, dedicaba la estatuilla a"mis compañeras de empresa, a mi niño que está en la guardería y a mi hombre . ¡Ah, casi se me olvida... también a mi barrio de Alcorcón!".

Y aquí estoy, en el hotel, esperando las últimas palabras de su conferencia, en un rincón del salón vip, detrás de las cortinas. Impecable, preparada para desempeñar mi tarea, con mi uniforme blanco, un delantal negro y el pañuelo que el reglamento impone para ocultar la melena.
Acabo de arrojar a la papelera la hoja que arranqué de mi agenda en la que ayer había apuntado, "Mañana 14hs.- catering -conferencia de prensa-Woddy Allen"
Me ha mirado...creo. ¿O me parece? "

Texto: Beatriz