"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

jueves, 11 de febrero de 2010

LLUEVE

Foto: Paco Merlo Ansin
http://pacomerloansin.blogspot.com

Si las noches de lluvias son tan hermosas, ¿porqué hay historias de amor que terminan precisamente en una noche de lluvia?
Aún recuerdo sus palabras ...
Porque todo tiene un fin..., por que el dulce sabor de nuestros besos se ha vuelto agrio..., por que nuestros abrazos se van quedando manco de caricias..., porque en nuestro lecho las espaldas comienzan a enfrentarse, a tomar conciencia de que hace ya mucho tiempo que entre tu cuerpo y el mío quedan espacios, centímetros vacíos de placer...,”
Y yo, empapada con el agua que se filtraba a través de nuestro paraguas descosido, le escuchaba aterida mientras secaba una gota que mojaba mi mejilla.
Hoy también llueve y salgo a caminar.
Esta mañana de fina llovizna necesito comprar otro paraguas, porque aquél, el malherido, el que no impidió que se humedecieran mis ojos, lo extravié esa noche de imprevista tempestad cuando como un relámpago descubrí que también perdía la esperanza.
Los veo en el escaparate. Los hay de todos los colores, de diversas formas, grandes y pequeños, con dibujos y sin ellos.
Esta vez voy a comprar el que mejor me proteja de los fuertes chaparrones, de las implacables tormentas.
-Me gusta ése, el rojo, el más grande- le digo al vendedor.
Es hermoso!- me responde mientras nos descubrimos.
Me lo llevo! ¡ es tan, tan, grande que estoy convencida de que cabemos dos !

6 comentarios:

Raquel Barbieri dijo...

Beatriz,

El paraguas rojo deparará lindas sorpresas y quizás bajo su protección, no existan más las distancias entre un cuerpo y otro. Bajo el paraguas rojo, los besos serán dulces, y aunque todo tenga un fin, ese fin puede darse a más largo plazo y de manera sutil y suave alguna vez, para que los pobres mortales no suframos tanto el despegue.
Hermoso.

Un abrazo grande :)

Bowman dijo...

Siempre nos conviene tener sitio para compartir, para caminar juntos bajo el mismo manto y en el peor de los casos para que nos cubra por completo de las inclemencias de la vida.
Besos

Diana H. dijo...

La lluvia tiene eso de dejarnos suspendidos en el aire. Acabo de terminar (o casi) un poema con lluvia.
Si bastara con comprar un paraguas, ¿verdad? Si un paraguas fuera capaz de detener esas tormentas que arrasan con lo que fue. Yo también creo que el rojo es una buena opción. Me gusta la foto de Paco para acompañar tu relato, melancólico pero optimista al fin, como muchos de tus escritos.
Hoy en mi ciudad llueve, igual que en tu texto.
Un beso, amiga.

Beatriz dijo...

Raquel,
Si el paraguas se rompe y la tempestad me pilla desprevenida no dejaría que mi alma se encoja con la lluvia, creo que actuaría como la protagonista del relato. Vamos, eso creo...
Un abrazo y es un gusto visitarte .

Beatriz dijo...

Juan Carlos,
caminar juntos bajo una fina llovizna a veces se tolera sin paraguas. Pero si el chaparrón nos cala hasta los huesos es preferible estar bien protegidos.
Lo imprevisto de la tempestad puede dejarnos indefensos.
Un abrazo.

Beatriz dijo...

Luzdeana,
Creo que es conveniente tener un paraguas de repuesto. Hay lluvias que llegan de imprevisto y nos arrugan con sus humedades hasta la esperanza.
Coincidimos en el color.
Espero tu poema.
Hoy, como hace ya varios días, aquí también llueve.
Besos.